Cada día podríamos encontrar una segmentación diferente si nos lo propusiéramos, sin embargo, desde el descubrimiento del segmento adolescente en los 50’s, ningún nuevo nicho se explotó con el mismo ímpetu. Ahora pareciera que esos mismos adolescentes, y los hijos de ellos, están empeñados en encontrar, otra vez, su nueva identidad en esta nueva etapa de su vida.
Me remito a la experiencia de los 50’s, pues el segmento recién explotado era la nueva mina de oro del marketing, sin embargo, los esfuerzos por descubrir una nueva oportunidad parecieron terminar ahí, de otra manera no se explica que en los inicios del siglo XXI la gran novedad sea la publicidad orientada a los adultos post-35, tanto adultos maduros como ancianos – y que aparte analicemos como revolucionario ese mismo segmento, pero ¡solo para mujeres!
Lo anterior me hace pensar que en realidad pareciera que se han topado con cada nuevo segmento por casualidad.
Yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado de haber continuado el descubrimiento de nuevas oportunidades, experimentando con todos los segmentos referentes a la edad, y de ahí crear más segmentaciones, por sexo, condición social y económica, etc.?
Posiblemente no se tendrían productos para cubrir todas esas nuevas demandas creadas a partir del sinnúmero de segmentaciones descubiertas, o posiblemente esos nuevos mercados no estaban desarrollados lo suficiente como para ser atractivos, o bien -espero que no- simplemente las agencias y el público en general opto por la vía segura de seguir explotando el segmento tradicional para mantener su base de ingresos sin cambios ante los problemas económicos recurrentes de los últimos 40 años.
Culpar a las agencias por esto no sería completamente justo, se necesitan clientes que quieran escuchar nuevas propuestas, que se atrevan a explotar esos mercados novedosos -insisto, la necesidad siempre ha estado ahí, solo ha faltado encontrar el mensaje correcto para que ese mercado reaccione.
Las posibilidades siguen siendo infinitas…